Actualmente se observó una preocupante erosión de sistemas democráticos en grandes potencias. Líderes como Putin y Trump centralizan el poder y gobiernan por decreto, desafiando las instituciones tradicionales. Asimismo, el derecho internacional está en un punto de quiebre.
Curiosamente los americanos, rusos y árabes comparten un modelo similar al implementado por Hugo Chávez en Venezuela: la soberanía petrolera. En estos países, los hidrocarburos son herramientas clave de poder político y estratégico (además de una caja chica para el financiamiento
Empresas norteamericanas como la ExxonMobil incluso tienen intereses significativos en el sector energético ruso, revelando algunas implicaciones geopolíticas. Hace unos días, el vicepresidente de los Estados Unidos hizo una comparación entre la “soberanía” y la “inmigración” en su discurso. Además, estableció una relación entre la
migración y la criminalidad.
Petróleo, crimen y poder
Por otro lado,para fortalecer a los regímenes autoritarios del mundo, Rusia emplea tácticas de manipulación económica, crimen trasnacional y fake news, tal y como lo explica Joseph D. Douglas en Red Cocaine.
La reunión en Arabia Saudita es una pieza más en este complejo tablero geopolítico. En próximos análisis, profundizaremos en cómo estos modelos de soberanía energética afectan la estabilidad global y qué implicaciones tienen para el futuro de nuestras democracias.
¿Estamos presenciando el surgimiento de un nuevo orden mundial basado en el control
energético y la manipulación de narrativas soberanistas.